Así nace para la profesión uno de los genios de la relojería y la mecánica de precisión del siglo XVIII. De 1740 a 1747 se inicia en los trabajos de relojería. Construyendo una serie de relojes de péndulo que se distinguieron por marcar un gran progreso con relación a los que se hacían por aquel entonces. La creación más importante de Jaquet-Droz, fueron sus autómatas, que provocaron la admiración de la sociedad de occidente y de oriente de la época.
Los autómatas más famosos de la firma Jaquet-Droz, se dieron a conocer en el año 1774 y fueron construidos por Pierre y Henri-Louis jaquet Droz, padre e hijo, en los talleres que regentaban juntos. Fueron diseñados con tal perfección mecánica que actualmente siguen siendo las piezas más admiradas y valoradas del museo de Bellas Artes de Neuchatel, en donde permanecen expuestos y conservados para el disfrute de futuras generaciones. La gran diferencia entre los autómatas de la firma Jaquet-Droz y otros similares, es que estos imitan las funciones humanas de escribir, dibujar y tocar el piano, pero de manera real, no simulada. Normalmente los autómatas al uso se mueven y parecen que imitan los movimientos humanos, pero en los creados por la firma Jaquet-Droz, son las propias articulaciones mecánicas las que mueven la pluma, el lápiz o los dedos en la pianista, tanto es así que en el caso de esta última, si desplazamos el instrumento unos centímetros hacia uno de los lados desafina porque no encuentra las teclas correctas del piano, además es capaz de mover el pecho como si tomara aire, es tan perfecto su diseño y construcción para su época, que merecen, tanto la pianista como los otros dos, una visita los primeros domingos de cada mes, cuando los ponen en marcha en el museo de Bellas artes de la ciudad de Neuchatel.
Con sus autómatas la firma Jaquet-Droz se forjó la fama de grandes maestros relojeros y con ellos se pasearon por los salones de las cortes más poderosas del siglo XVIII. El taller de Jaquet-Droz con su asociación con Leschot, fabricó muchos autómatas pero sus relojes de péndulo, también fueron muy renombrados en la época, aunque junto con los relojes de bolsillo, nuca le dieron tanta fama como los tres autómatas descritos anteriormente.
El escribano autómata de Jaquet-Droz
El escribano es capaz de escribir una frase cuarenta letras, además de cambiar el texto a voluntad. Un sistema de camas o levas con teclas intercambiables permite componer los textos que luego reproducirá sobre el papel. Fue construido por Pierre y Henri-Louis Jaquet Droz, que lo terminaron en 1772, y presentado al público en el año 1774. El escribano tiene una altura de 73 centímetros y para componer su texto tiene que mojar la pluma en el tintero del pupitre como lo hacían los escribanos de la época con su pluma de ave con punta de metal. Al buscar el tintero, mueve los ojos y la cabeza hacia el punto exacto donde se encuentra el tintero para recoger y recargar la pluma, mientras escribe sigue el trazo como si se tratase de una persona real. Este proceso se repite hasta que termina el texto, según la programación de sus camas o levas del mecanismo interior.
El mecanismo del escribano
De manera resumida, el mecanismo se compone de un disco de programación del texto y de una columna de camas o levas que ponen en funcionamiento las palancas y básculas de los terminales articulados del autómata. No podemos olvidar en ningún momento que estamos delante de un mecanismo construido en el siglo XVIII, con las máquinas herramientas de la época. Incluso con la tecnología actual no dejaría de admirarnos que alguien construyera un robot con estas características técnicas. No es de extrañar que en la sociedad de la época se viera como un milagro, sobre todo en las gentes de la montaña del Jura Suizo.
El dibujante, autómata de Pierre Jaquet-Droz
El dibujante, es capaz de dibujar tres tipos de dibujos diferentes según la programación de sus levas o camas interiores.
Dibuja a Louis XV y un pequeño perro, los portarretratos de Louis XVI y Maria Antonieta y el amor conducido por una mariposa.
Construido por Pierre y Henri-Louis Jaquet-Droz entre 1772 y 1774, fue presentado al público en el año de 1774. La altura del dibujante es de 73 centímetros y como particularidad mueve la cabeza y ojos además de desplazar con las manos el papel para la confección del dibujo.
El mecanismo del dibujante
Aunque un poco más sencillo de construcción y diseño, el dibujante también dispone de una columna de camas o levas un poco más mecanizadas, que conducen las palancas y básculas de las articulaciones de los miembros del autómata, se distingue con claridad la "Fusée" o rueda de caracol que proporciona una uniformidad de transmisión de fuerza al sistema.
La pianista, autómata de Pierre Jaquet-Droz
La pianista, es un autómata que interpreta en un piano adaptado, cinco melodías diferentes que son atribuidas a Henri-Louis Jaquet-Droz. La particularidad de esta pieza es que la pianista realmente toca ella presionando las teclas del piano y con sus movimientos abre o produce las notas correctas del juego de 24 flautas de las que dispone el instrumento en cuestión. Este autómata también fue presentado en público por primera vez en el año 1774. La altura del autómata es de 114 centímetros, y además de mover los dedos de las manos para tocar el piano, también mueve los ojos y el pecho como si tomara aire, pero en realidad está produciendo el aire para que las flautas suenen, puesto que dependen de una fuente de energía, en este caso aire, que al pasar por los tubos produce las notas correspondientes a la melodía escogida.
Los primeros autómatas y relojes de Pierre Jaquet-Droz
Reloj el pastor
El pastor que corona el reloj, es un autómata musica, que imita la realidad con una perfección digna de admiración para la época, 1758. El pastor interpreta la melodía tapando con sus propios dedos los agujeros del caramillo y el aire que necesita el instrumento sale de su boca mediante un fuelle interior como si realmente fuera él, el que lo produce.
Acompañando el pastor hay un perro y una oveja que también se mueven e imitan el ladrido y el balido. A los pies del pastor se encuentran balanceándose unos cupidos que en un momento determinado durante el movimiento se gira mirando a los espectadores de sus juegos. Debajo de la esfera del reloj, todavía hay dos autómatas más, una dama con un libro en la mano que va acompañada de una música de carillón y otra figura que sujeta con su brazo un pájaro cantor que mueve alas, pico y cabeza mientras trina.
Realmente es una obra maestra de la relojería de todos los tiempos y ya demuestra la genialidad de los maestros relojeros y mecánicos que fueron primero Pierre y después Henry Jaquet-Droz.
Viaje a España
El viaje de Jaquet-Droz a España comienza en el año 1758, el itinerario y las características del camino, no representaban una dificultad extraordinaria para las mercancías comunes, pero transportar seis relojes de péndulo (entre ellos el pastor), extremadamente delicados, por esos caminos era realmente complicado con las carrozas comunes. Para la ocasión se preparó una especialmente y se pusieron en camino con la compañía de un joven obrero llamado Jaques Gevril y su suegro.
Los 1500 kilómetros de recorrido se dividieron en 18 etapas con sus descansos programados. La expedición parrtó de La Chaux de Fonds el 4 de abril de 1758 y llegó a Madrid 49 días después. Jaques-Droz tuvo que esperar cinco meses hasta que fue recibido en la corte y autorizado para presentar sus obras. El monarca y toda la corte no escatimaron elogios a las creaciones de Pierre Jaquet-Droz, con estas palabras pronunciadas por el músico del rey delante de su majestad diciendo que "jamás he visto una cosa tan perfecta".
Fernando VI enfermo de melancolía no pudo disfrutar durante mucho tiempo de las obras que le presentó el relojero suizo, pero según cuentan las crónicas de la época, el movimiento de los autómatas y el sonido de las melodías que interpretaban le ayudaron a sobrellevar la enfermedad.
Después de conseguir el reconocimiento y la protección de la corte española, todos regresaron a La Chaux de Fonds, menos Jaques Gevril (obrero de Jaquet-Droz) que se quedó en España como relojero, con unas muy buenas condiciones de trabajo.
Sucursal de Londres
Desde el año 1773 en adelante, la firma de Jaquet-Droz crece y se desarrolla; el hijo de Pierre Jaquet-Droz, Henri-Louis, que dirigía la sucursal de Londres, fabrica piezas de gran riqueza para la China. Durante este periodo la firma sufre una gran transformación en los 7 o 18 últimos años de vida de Jaquet-Droz, ya que la construcción de péndulos y autómatas disminuye sustituyéndolos por relojes de bolsillo y objetos de gran valor con pequeños autómatas que los embellecen. De esa época son muy famosas las cajas de música con pájaros cantores de construcción y diseño realmente extraordinarios. La firma toma esta nueva orientación por la fuerte demanda de relojes y de objetos de valor, que son distribuidos por los agentes de Francia, Londres y Cantón. China es el nuevo mercado al que van dirigidas estas maravillosas obras, salidas de los talleres de la firma Jaquet-Droz.
Caja de música con autómata y reloj
En la fabricación de la caja se empleó, plata dorada, latón, esmaltes y perlas, su longitud es de 113 mm. y una altura de 52 mm. lleva la firma de Jaquet-Droz & Leschot London, seguramente del último cuarto de siglo del XVIII (el mecanismo del pájaro cantor) y de 1840 (la caja, el reloj y el mecanismo de la música).
La parte superior de la caja, está decorada con una pintura sobre esmalte que representa una escena pastoral encuadrada por una vuelta de perlas. En el centro, un medallón oval muestra un juego infantil muy popular de la época. El esmalte y la pintura se atribuyen a Richter, colaborador de la firma Jaquet-Droz & Leschot London, época Louis XVI. Estos esmaltes con motivos pastorales se pueden encontrar en otras cajas con diferentes decoraciones adicionales, es seguro que se aprovechó el mecanismo completo para más de una caja de música, aunque cambiando la decoración y los metales preciosos empleados. No todas las cajas con pájaro cantor disponían de reloj incorporado, como la de la fotografía que se puede considerar de las más completas. Este reloj envuelto en perlas disponía en su parte central de una aguja de segundos, símbolo inequívoco de la buena fiabilidad de marcha del mecanismo (se entiende para la época), puesto que este, si no era medianamente fiable, no complicaban las creaciones con mediciones de segundos.
Pájaros cantores o "serinettes"
Los mecanismos de los pájaros cantores o "serinettes" del siglo XVIII, estaban constituidos por un juego de diferentes tubitos con diversos sonidos montados sobre un juego de muelles comandados por distintas levas, las que a su vez eran levantadas por un gran cilindro giratorio. La manivela que mantenía en funcionamiento el cilindro también accionaba los tubitos de los sonidos. Para simplificar el instrumento y reducir sus dimensiones, el juego de tubos fue reemplazado a finales del siglo XVIII por un solo tubo en el que se desplazaba un pistón. La carrera del pistón era comandada por una cama que reemplazaba al cilindro. El mecanismo fue estudiado de forma que producía todos los sonidos deseados. Este sistema, era menos voluminoso y se mantenía en funcionamiento con un muelle de relojería, lo que permitió reducir el tamaño de los objetos que lo contenían. Algunos constructores como Jaquet-Droz, los hermanos Rochat y algunos más, fabricaron a finales del XVIII y principios del XIX, numerosas joyas muy ricamente decoradas que escondían autómatas como los pájaros cantores. Cuando se abría la tapa del objeto, el pájaro se elevaba y reproducía su canto batiendo las alas, girando sobre si mismo y moviendo la cabeza de manera que parecía tan real que no es de extrañar que los profanos de la época les pareciese un pequeño milagro.
Asociación Jaquet-Droz y Leschot
Mucho antes de 1782, ya existía una asociación entre Henri Louis Jaquet-Droz y Jean-Frédéric Leschot, que desarrollaba su actividad en Londres, pero debido al mal estado de salud de Henri-Louis, éste se trasladó a Ginebra en el año 1784, ya que las brumas y nieblas de Londres, le perjudicaban la salud, ya muy deteriorado en estos años.
De esta asociación nacen los relojes firmados como Jaquet-Droz & Leschot London, de una belleza y acabados en la caja realmente magníficos, ya sea por sus esmaltes pintados con motivos florales, o por las composiciones de figuras con motivos campestres o de juegos.
Reloj de bolsillo con sonería
Reloj de bolsillo con sonería, construido en oro, latón dorado y esmaltado, con un diámetro de 61 mm. y espesor de 26 mm.
La máquina lleva la firma de "Jaquet-Droz London" Nº 797, contrastado en la platina y debajo del esmalte de la esfera. fecha de fabricación, hacia 1780.
La caja construida en oro esmaltado representa una fuente pintada con dos columnas a los lados acabadas en dos vasijas llenas de flores. La impresión de relieve del conjunto, se obtiene con laminitas de metal de oro de diferentes colores asociadas con la pintura sobre el esmalte transparente que cubre todo el fondo.
La tapa de oro del doble fondo que cubre la máquina muestra unos orificios practicados expresamente para que el sonido de la sonería lo traspase sin dificultad. Este doble fondo totalmente de oro está calado y grabado. La esfera de esmalte blanco, tiene pintadas las cifras de las horas en números romanos. Las agujas de las horas y los minutos, se fabricaron de oro muy finamente cortadas así como la aguja de los segundos emplazada en el centro de la esfera.
La máquina del reloj se fabricó con latón dorado y dispone de un escape a cilindro, así como de un carillón de cinco campanas que se puede accionar por presión desde la anilla del colgante.