En la programación de los cursos de nivel avanzado sobre la relojería de pulsera mecánica; una de las actividades más importantes, por tener mucha repercusión en el resultado final de la marcha del reloj, es la sustitución o la modificación de la posición de las piedras del rodaje.
Nota: piedras de corindón, a las que llamamos rubís por tradición.
Un profesional relojero que no sepa desenvolverse en este apartado de forma ágil, rápida y segura, no podrá solucionar las averías que se refieren a este órgano del reloj de forma eficiente, y así conseguir los objetivos de excelencia en los mantenimientos y reparaciones en el reloj mecánico.
Nota: mucho más importante en los cronómetros con certificado de marcha.
Sin unos buenos ajustes en los juegos del rodaje; no se consigue una afinación final, de acuerdo a lo establecido por el fabricante del reloj.
Cursillista utilizando una Horia para ajustar las piedras de un UT6498.
El alumno o cursillista (relojero en este caso) al final de la actividad, debería ser capaz de colocar cada piedra en su lugar ya sea de puente o de platina y con el juego adecuado para cada caso según el calibre o referencia del movimiento; aun sin tener las medidas o datos del fabricante.
Los profesores antes de iniciar cualquier actividad o ejercicio de taller se preocupan de explicar el funcionamiento y los procedimientos para cada caso en concreto; aunque siempre hay un procedimiento estándar para proceder.
Resumiendo: el órgano de trasmisión ( rodaje de marcha), no puede ser un inconveniente en el camino de la energía que procede del muelle real y su barrilete hasta el escape y el órgano regulador de la marcha; nos va en ello la afinación final o sea la buena marcha del reloj.
Observación importante: nunca se consigue una excelencia en el resultado final en la marcha del reloj, si por el camino nos hemos olvidado de verificar y controlar los juegos del rodaje y rectificar los que no estén bien.