Hasta el momento, nos hemos centrado en las cuestiones técnicas de la profesión. Sin embargo, también debemos prestar atención al lugar donde ejerceremos la profesión, es decir, al espacio físico en que la desarrollaremos.

En este sentido, se deben cumplir con las normas de seguridad e higiene en el trabajo.

A nuestro modo de entender, hay cuatro pilares que un buen taller de relojería debería cumplir, que son:

  • El espacio
  • La limpieza
  • La luz
  • La comodidad

Vamos a tratar de explicar de forma resumida cada una de ellas.

EL ESPACIO

El espacio compartido para poder desarrollar con seguridad la profesión actualmente debería disponer de una mesa, silla y lámpara para, al menos, unos dos metros cuadrados por relojero.

También es importante que el local tenga ventanas o balcones para poder ventilar de forma regular.

Desde hace mucho tiempo ya aplicamos estas normas internas en nuestra aula taller, a pesar de que aún no existieran las dificultades actuales.

Observación: Siempre hemos pensado en conservar la intimidad de la formación de cada alumno o cursillista.

Fotografía tomada antes de las circunstancias actuales; hoy en día hay más distancia entre mesas

LA LIMPIEZA

En un taller de relojería moderno y para relojes de tamaño pequeño, como son los de pulsera, la pulcritud es de suma importancia.

Esta pulcritud se consigue eliminando el polvo en suspensión del espacio físico.

Si el relojero dispone de presupuesto para ello, debe convertir el taller en una sala limpia, es decir, que el polvo no pueda entrar por la diferencia de presión interior.

Aunque es costosa, es muy importante para que los servicios técnicos puedan garantizar un servicio óptimo a la hora de encajar los relojes nuevos o en garantía. 

Observación: Unas motas de polvo en la esfera arruinan una buena reparación.

En general, la limpieza de mesas, sillas, lámparas, suelo y techos de forma habitual y en profundidad, es suficiente para realizar una buena labor.

LA LUZ

Sobre la luz diremos dos cosas básicas:

La primera es que es necesaria una buena lámpara en la mesa de trabajo que no nos produzca reflejos.

Y, la segunda, es la necesidad de disponer de claridad en el entorno que compense la luz de la lámpara de la mesa cada vez que levantemos la cabeza, bien sea con luz natural o con luz artificial en el techo.

Observación: Con la luz adecuada evitaremos forzar la visión por un cambio en la intensidad de la luz.

LA COMODIDAD

El relojero reparador debe permanecer durante muchas horas en su lugar de trabajo, sentado y con luz artificial. Es por ello que las condiciones que deberíamos proporcionarle deben ser acordes con las normas de seguridad e higiene en el trabajo.

Básicamente nos referimos a:

  • Mesa con reposabrazos y piernas.
  • Silla con respaldo y asiento adecuado a sus necesidades.
  • Luz homologada.
  • Temperatura adecuada a una profesión estática y con trabajo de precisión.

Resumiendo, entendemos que los espacios dedicados a la relojería, deberían tener unos altos índices de pulcritud si se busca la excelencia.